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—Uno que tenía un vestido de pelo y un cinturón de cuero ceñido a su cintura —respondieron ellos.

—¡Es Elías, el tisbita! —exclamó el rey—, y enseguida envió tras él a un capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres. Cuando él subió adonde estaba Elías, éste se encontraba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán le dijo:

—Hombre de Dios, el rey ha dicho que desciendas.

10 Elías respondió al capitán de cincuenta:

—Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta hombres.

Y descendió fuego del cielo que lo consumió a él y a sus cincuenta hombres.

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